Anuario online

- Advertisement -
PuntaDelEsteInternacional.com

PuntaDelEsteInternacional.com
Historia y naturaleza

Aloe esteño, cura el cuerpo y el alma

Su máxima floración se desarrolla en Julio, coincidiendo con el aniversario de la fundación de Punta del Este, tal vez como homenaje de la naturaleza.

Sus gamas de naranjas visten de gala los meses invernales. Detenerse a observar esta obra maestra, enriquece el alma.

4

Embellece los jardines y los parques de la ciudad con sus flores que se muestran entre los meses de mayo y agosto. Pero las virtudes del aloe no terminan en su función paisajística. Por el contrario, esta es tal vez la menos importante de las muchas utilidades de la planta.

Foto: Pablo Kreimbuhl.

Desde la Antigüedad, el hombre sabe sobre ella. La primera de las referencias conocidas figura en un papiro egipcio del año 1500 antes de Cristo. Ahí se mencionan doce medicamentos basados en el aloe. Incluso, hay quienes arriesgan que la belleza y lozanía de Cleopatra radicaba en la utilización de un gel hecho con esta planta. También los ejércitos de Alejandro Magno la llevaban con fines medicinales. Después, se extendió tanto hacia Oriente como hacia Occidente.

Foto: Pablo Kreimbuhl.

En Punta del Este, la especie que predomina es la arborescens, originaria de Sudáfrica.

En Uruguay, esta planta bella y saludable se utiliza en la industria cosmética, en la alimenticia y en la farmacéutica, exportándose a todo el mundo.

Foto: Pablo Kreimbuhl.

Con ejemplares de tallo único que logran alcanzar entre 1 y 2 metros, el Aloe arborenscens es para cualquier jardín una planta ornamental que ofrece color y distinción. Pero sus secretos curativos son más profundos y tan antiguos como la misma historia de la humanidad.

 

Foto: Pablo Kreimbuhl.

Por eso plantarlas en todo el balneario, se hace fácilmente de gajo sobre tierra o arena, sería el gran desafío de los próximos años, convirtiendo la flor del aloe en la flor oficial de Punta de del Este, irradiando a todos sus habitantes su magia ancestral.

 

Fotos: Pablo Kreimbuhl y Maria Orosco